tag:blogger.com,1999:blog-62190912024-03-07T19:16:54.104+01:00Stomping At The House Of FleshEl calendario menstrual de Jean Tully de MolinaireJavierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.comBlogger29125tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-54584863107026090532013-09-26T01:25:00.002+02:002013-09-26T01:25:47.934+02:00PELIRROJA (1)Todos los veranos de mi adolescencia me juntaba en la piscina del barrio con un pequeño grupo de inadaptados. Lo único que nos unía, a decir verdad, era el desinterés por jugar al fútbol. Alrededor del mismo chopo plantábamos nuestras toallas un par de tilillas alelados aficionados a los comics para adultos, un aspirante a madero fanático del atletismo, un par de rockers de saldazo, un follador precoz tartaja que marcaba paquetón, un nene muy guapo y muy majete que no entiendo qué cojones hacía con nosotros y un marica vergonzante que trabajaba de locutor radiofónico en un par de radios locales. Y sus hermanas. Las hermanas eran cosas ligeramente irritantes que pululaban alrededor. Apenas las prestábamos atención y a ellas les parecía estupendo que así fuera. Hasta el verano del 89 en el que una de las más jóvenes decidió entrometerse en nuestras conversaciones.<br />
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Era una chica huesuda, de pelo pajizo y encrespado, con ojos grandes y ligeramente saltones que te miraban de forma enajenada. Se movía por espasmos, como un pajarillo, y estaba siempre aceleradísima. Pese a nuestra misoginia tercermundista, la acogimos pronto como a uno más gracias a lo increíblemente soez que era su forma de hablar, a su desvergüenza y a sus carcajadas, que eran muy frecuentes, impredecibles y contagiosas. Su tema de conversación favorito eran los sueños que tenía, siempre de tipo sexual, en el que con frecuencia estábamos todos involucrados, incluido su hermano, su padre e incluso su perro. Así se las gastaba la criatura.<br />
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Según avanzó el verano, los que pertenecíamos al subgrupo más garrulo comenzamos a quedar menos en la piscina y decidimos que era mucho mejor ir a achicharrarnos por los descampados, para beber litronas y fumar tranquilamente a la sombra que nos proporcionaban los esqueletos de una urbanización que jamás llegó a construirse. A ese infierno sembrado de jeringuillas y cadáveres ahorcados de galgos no solían venir las hermanas de nadie, por lo que el tema principal de conversación de mis amigos se centraba en fanfarronear sobre los polvos que echaban a la pelirrojilla guarra. Yo les escuchaba con algo de envidia y muchísima turbación porque, secretamente, me había enamorado de ella.<br />
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<br />Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-38170338498858759882012-11-17T12:48:00.000+01:002012-11-17T12:48:54.505+01:00<div style="text-align: justify;">
Copio y pego del diario de sueños de hoy:</div>
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Soy Bryan Ferry. Estoy caminando por Parque Vosa con un maletín lleno de clavos. Servirán de metralla para un explosivo que estoy fabricando. Me dirijo a Suiza. Allí, en un estudio de grabación, me esperan mis compañeros de Roxy Music. Me siento algo resentido con ellos desde hace unos días. En una fiesta reciente me insinuaron que Jerry Hall se estaba citando a mis espaldas con Mick Jagger. Me dedico a rumiar contestaciones airadas e ingeniosas contra ellos. Despierto con una dolorosa erección.</div>
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Me vuelvo a dormir. Ahora soy yo mismo. Estoy con mi mujer, en su antiguo piso de Iviasa. He retrocedido en el tiempo y me la he encontrado por Parque Vosa, tal como era cuando la conocí. Me reconoce de inmediato y, con naturalidad, me ha invitado a follar. No tenemos prisa. Nos dedicamos a masturbarnos el uno al otro durante horas. El piso es ahora lujoso, con un estilo chillón y grosero, muy finales de los 70, mitad disco, mitad new wave.Tiene varias plantas, escalinatas amplias de mármol, una fuente. Hay discos de oro y posters promocionales de varios artistas en las paredes. De repente, entra en casa el padre de mi mujer junto a un par de asistentes. Traen el nuevo disco de Bryan Ferry, del que mi suegro (no se parece en nada a mi suegro real) ha sido el productor. Lo escuchamos en el equipo de alta fidelidad del salón. Hacen comentarios despectivos sobre él, resaltando que sólo hay dos canciones interesantes y que el resto es relleno suave y autocomplaciente. Me ofendo pero trato de disimularlo y hacerme el simpático ya que estoy en calzoncillos manchados de semen, con la misma enorme, plomiza erección con la que me desperté antes, tengo casi cuarenta años y su hija sólo dieciocho. En un momento dado, hablando con él sobre los arreglos de clarinete cacofónico de Andy MacKay, voy a apoyar mi mano en su hombro y me la retira de un guantazo seco y violento. Se me escapa la risa. Mi suegro rompe a llorar, intenta disculparse, me explica que lleva casi una semana sin dormir, saturado de farlopa, trabajando hasta la extenuación para dar los últimos toques a este disco. Que está harto de la industria, harto de los músicos, harto de sí mismo. Que quiere morir. Me escabullo en cuanto veo la oportunidad y busco de nuevo a mi mujer. Quiero acabar la paja y encontrar mi ropa para salir huyendo. La única ropa que encuentro son las mallas que vestía hace casi veinte años. Intento enfundármelas pero me quedan demasiado ajustadas. Despierto.</div>
Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-86296926479585068962009-06-26T21:42:00.001+02:002009-06-26T21:46:56.448+02:00Informe Telepático del Agente M. III<div style="text-align: justify;"><p class="MsoNormal" align="center" style="text-align: center;margin-left: 18pt; "><span lang="ES-TRAD">III</span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">Las conversaciones que los miembros del equipo técnico del <b style="mso-bidi-font-weight:normal">Complejo de Rehabilitación e Integración</b> mantienen con los usuarios del recurso quedan siempre grabadas en soporte físico sin el consentimiento de éstos. No se trata de un procedimiento deliberado, la grabación es ajena a las intenciones del equipo mismo. No se utiliza tampoco ningún aparato para su registro. Las conversaciones quedan grabadas en la pintura de las paredes del despacho. </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span lang="ES-TRAD">A</span></b><span lang="ES-TRAD">…, o mejor dicho, los empastes que tiene en los premolares inferiores, captan las conversaciones que han quedado grabadas cuando la uña amarillenta y larga de su dedo índice derecho recorre los microsurcos de las paredes. No es algo inmediato. Los empastes solamente emiten las señales recogidas durante las noches de luna llena. Es en esas noches cuando <b style="mso-bidi-font-weight:normal">A</b>… comienza a recitarlas en voz alta, siguiendo un ritual bastante complejo que él denomina “pequeños percances con los travestidos”. Describir el ritual con exactitud llevaría horas de transmisión telepática a nuestra administrativa, con los riesgos de derrame cerebral que implicaría. Baste señalar que requiere el uso de cadáveres de pequeños animales, desnudez, tabaquismo y la quema de ropa interior con el posterior colgado de los harapos calcinados en las ramas de los árboles del jardín, situado en el ala este del recurso. A pesar de su complejidad, que podríamos tachar de voluptuosa, el cumplimiento estricto del ritual no es imprescindible para que <b style="mso-bidi-font-weight:normal">A</b>… recite. Sí lo es para que, una vez trasmitida la información, no intente violar con la rama de un árbol a la usuaria del cuarto de al lado.</span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">El recitado de datos es resistente a la medicación, siendo la información emitida completamente fiable incluso en esos días en los que <b style="mso-bidi-font-weight:normal">A</b>… ha recibido el inyectable. Lo único que puede interferir en la emisión es que <b style="mso-bidi-font-weight:normal">A</b>… se desvíe de su dieta estricta a base de moluscos, frutos secos y un litro diario de aguas residuales –que recoge todas las mañanas cerca de la parada de autobús, a más de medio kilómetro del complejo-. Las interferencias afectan a la prosodia y al ritmo en que los datos son trasmitidos. </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span lang="ES-TRAD">A</span></b><span lang="ES-TRAD">… es un usuario de mediana edad, aunque aparenta diez años más,<span style="mso-spacerun:yes"> </span>complexión delgada, melena grasienta, brazos surcados de cicatrices y una sonrisa que no abandona ni siquiera cuando está amenazando con “volar la tapa de los sesos” a cualquiera que le incomode. Antes de su enfermedad trabajó para una gran cadena de supermercados como charcutero. Militó en una organización <b style="mso-bidi-font-weight: normal">maoísta</b> -más por erótica que por motivos ideológicos- pero pronto abandonó tras experimentar un éxtasis místico durante una persecución policial. Presenta deterioro cognitivo notable, una productividad delirante del todo excepcional y un copioso repertorio de conductas disruptivas. Cuenta con antecedentes penales, la mayor parte por intentos de agresión sexual y por provocar incendios. Fuma cuatro cajetillas de Winston al día. Le gusta escribir haikus en alfabeto cirílico, realizar operaciones matemáticas complejas, introducir cartuchos de escopeta en barras de pan duro y hacer daño a pequeños vertebrados. No le gustan la vanidad, la genitalidad excesiva, la higiene y las canciones con arreglos vocales en falsete. </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">Estas características le convierten, en suma, en un sujeto muy valioso para nuestra causa. Confío en que el <b style="mso-bidi-font-weight:normal">enfisema</b> acabe con su vida lejos del plazo marcado por su médico especialista.<span style="mso-spacerun:yes"> </span></span></p></div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-70749267896065223422009-04-29T19:40:00.000+02:002009-04-29T19:42:04.163+02:00Informe Telepático del Agente M. II<p class="MsoNormal" align="center" style="margin-left:18.0pt;text-align:center"><span lang="ES-TRAD">II</span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">Me incorporé al equipo de educadores del <b style="mso-bidi-font-weight:normal">Complejo de Rehabilitación e Integración</b> <b style="mso-bidi-font-weight:normal">Nova <span style="color:black">Metzuda</span></b> hará poco más que un año, tras una década tortuosa, salpicada de dudas y decisiones no del todo sabias. Con este movimiento parecía que finalmente encontraba el medio de ganarme la vida más acorde con mis aptitudes, actitudes, fobias y parafilias. No todos mis conocidos se lo tomaron a bien, el trabajo está mal pagado, es muy exigente a todos los niveles y muy pocos son capaces de desempeñarlo durante mucho tiempo sin quedar, de alguna manera, dañados. Sin embargo la mayor parte de mis amigos y familiares se mostraron encantados, alguno de ellos convencido de que mi futuro pasaba necesariamente por el mundo de la rehabilitación psicosocial. Un futuro brillante.</span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">Mis seres queridos –tanto los que me quisieron disuadir como los que me animaron a mi nueva aventura- saben bien lo afortunado que me siento al poder contar con ellos. Lo que no saben es la <b style="mso-bidi-font-weight:normal">auténtica naturaleza de mi trabajo</b>. Y espero por su propio bien que nunca lo sepan. </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">Ahora mismo estoy dictando todo de forma telepática a nuestra simpática administrativa, la <b style="mso-bidi-font-weight: normal">señorita V</b>… La información se alojará en su subconsciente y allí quedará, encapsulada, hasta que aparezca <b style="mso-bidi-font-weight:normal">G</b>… que recibirá el volcado de datos, esta vez sí, de forma consciente. </span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><b style="mso-bidi-font-weight:normal"><span lang="ES-TRAD">G</span></b><span lang="ES-TRAD">… también es un agente doble. Además de constar como usuario del <b style="mso-bidi-font-weight:normal">Complejo</b>, trabaja para la administración y para nosotros. No se cambia jamás de ropa, apenas se ducha. Padece obesidad mórbida, lee a escondidas tebeos de <b style="mso-bidi-font-weight: normal">Zipi</b> y <b style="mso-bidi-font-weight:normal">Zape</b> y se mueve por <b style="mso-bidi-font-weight:normal">tropismos</b> hacia los lugares silenciosos. <i>(Lo de los tropismos debe entenderse de forma literal. Es una aclaración importante, ya que lo que mi círculo de amistades suele interpretar como una debilidad mía por la adjetivación jocosa e hiperbólica, se trata en realidad de un cúmulo de pequeños descuidos que cometo en público, porciones de información que dejo escapar. Quizás lo haga para aliviar la tensión, quizás se trate de otra treta mía para ponerme las cosas más difíciles. Lo que es seguro es que estos deslices disfrazados de extravagancia serán mi invitación al cadalso</i>.) Estos tropismos pueden llegar a producirse en un estado cercano al trance y me consta que ha llegado incluso a levitar. (<i>Imagino que serán sus propios deslices para atenuar los efectos del estrés.</i>)</span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD"><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="margin-left:18.0pt;text-align:justify;text-justify: inter-ideograph"><span lang="ES-TRAD">Los periodos en los que <b style="mso-bidi-font-weight:normal">G</b>… no está viviendo en el <b style="mso-bidi-font-weight:normal">Complejo</b> reside en un bloque de pisos bastante humilde junto a su padre y su perro. El padre, para evitar su compañía y sus frecuentes arranques violentos, suele permanecer encerrado en el cuarto trastero. El perro, al que <b style="mso-bidi-font-weight:normal">G</b>… acaricia de forma compulsiva, tiene el cuerpo minado por las calvas que las caricias le provocan. Es en esas calvas donde quedará cifrado todo lo que estoy dictando a la pobre, simpática, inconsciente señorita <b style="mso-bidi-font-weight: normal">V</b>… para uso de futuros agentes que me releven el día –posiblemente cercano- en el que yo muera. </span></p>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-35433908370380025322009-03-04T06:29:00.002+01:002009-03-04T06:33:02.888+01:00Informe Telepático del Agente M. I<div style="text-align: center;">I</div><div style="text-align: justify;">- La civilización occidental está dirigida por un grupo de doscientos sabios. No es una asociación secreta, no son personas que se reúnan periódicamente para decidir cuál será el rumbo de la economía, ni qué guerras deberán declararse, no. No les hace falta reunirse de forma física ni emplean la tecnología para comunicarse. Vaya, es que ni siquiera son conscientes de formar parte de un grupo.</div><div>- No son conscientes…</div><div>- Ellos funcionan de otra manera, es una sinergia a su pesar… es, no sé si estoy hablando demasiado… Es una melodía que se transmite a lo largo de los cinco continentes, de forma continua, que nos infecta a todos como un virus. Es como si tejieran en comandita un velo que nos tapa a todos los ojos. Ellos deciden, sin saberlo, lo que nosotros debemos percibir y la manera en que lo interpretamos. Lo que hay fuera de los límites que ellos trazan no existe.</div><div>- Doscientos sabios… ¿conoces a alguno de ellos?</div><div>- No, no, por supuesto que no tengo ni idea de quiénes son. Soy capaz de escuchar esa melodía y puedo calcular el número exacto de los intérpretes, pero no soy un dios, ni tengo facultades extraordinarias. (…) </div><div>- Ayer nos reprochabas formar parte “del mundo de las normas y la cultura impuesta”</div><div>- Sí, sí, todo esto tiene que ver con la cultura impuesta, con las normas. Todos formáis parte de ella, por mucho que queráis evitarlo. El pensamiento, la conciencia, tienen sus límites. Podemos estar convencidos de que podemos pensar sobre el pensamiento, el pensamiento que se piensa a sí mismo, pero es una ilusión. En realidad es algo reptiliano, la conciencia es lo último que perdemos al morir. No tiene nada que ver, es un efecto secundario. El pensamiento es una secreción. (…) </div><div>- Todos formamos parte de esa cultura, menos tú, supongo.</div><div>- No, no, para nada. No estoy por encima, en realidad me sucede lo mismo que a todos, pero mis sentidos son más agudos y puedo oler el pastel antes incluso de que el cocinero aprenda la receta. (…) </div><div>- ¿Tiene todo esto algo que ver con tu miedo a coger el autobús?</div><div>- Claro.</div><div>- ¿Qué es lo que temes exactamente? ¿Alguna clase de represalia por lo que sabes?</div><div>- No se si habrá gente dispuesta a silenciarlo, ya lo he dicho otras veces… ¡por favor! Estoy aburrida de hablar siempre de lo mismo… sé que es absurdo que alguien quiera silenciarlo, estoy segura de que la mayoría de los doscientos sabios ni se percatan de en qué están metidos. No tienen elección, son como nosotros. Por mucho que hablemos de ello… no hay remedio, son las cosas tal como siempre han sido. Y a mí no me gustan…</div><div>- Estamos perdiendo el hilo, mi pregunta era…</div><div>- Ya lo sé, ¡ya lo sé! Vamos, que sí, que es absurdo, pero creo que hay personas que son capaces de hacer lo mismo que yo y que son precisamente ellas las que quieren silenciarlo... ¿Puedo irme ya a mi habitación?, ¿puedo dormir con las luces y la radio encendidas?</div><div>- Está bien, pero con el volumen bajo. Y enciende solamente la luz de la mesilla, no la del cuarto de baño, que hace mucho ruido y luego el bueno de A… no puede dormir.</div><div><br /></div><div>Conversación nº 35 con doña M.P. en el CRI Nova Metzuda a 07/04/2017</div><div><br /></div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-4547049747965742122008-01-22T11:05:00.000+01:002008-01-24T11:50:08.112+01:00Fenomenología Pluriuniversal Amorfa (Abuelitos Muertos)<div align="justify">A los siete años perdí a mis abuelos. Les quería mucho. Ya desde mucho antes, como cualquier otro niño, sentía un pánico feroz, histérico a la muerte. La de mis abuelos me llevó a un punto más allá. ¿Cómo definiría ahora ese punto? Yo diría que se trataba de una especie de antiorgasmo seco, hueco que, antes de dormir, me acalambraba las sienes. Era algo que hacía que, al mirarme las manos durante cierto tiempo, éstas se convirtieran en brochetas de carne sonrosada espetadas en un pincho de marfil. Era un vértigo asfixiante, un antes de nacer insondable que me esperaba de forma fatal. En esa época recuerdo que siempre me dormía con dos imágenes superpuestas: una era la imagen de mí mismo, ya anciano, en mi lecho de muerte, tratando de no cerrar los ojos por última vez. La otra era la de una avispa que pisé hacía meses, revolviéndose en el suelo, con el aguijón sacudido por espasmos, apuntando hacia arriba. Mis sueños no eran mejores.<br /><br />Lo mío era como lo de los demás niños, sí, pero llevado más lejos. Lejos de la hostia. Y es que todos los niños que conocía, incluso los que no provenían de familias especialmente religiosas, tenían muy claro que sus <strong>abuelitos muertos</strong> estaban en el cielo. Tan estupendamente les funcionaba esta excusa peregrina que les servía también para consolarse por sus hermanitos decapitados en un accidente de tráfico a las afueras de Brunete, por sus madres muertas de cáncer de mama, por todos aquellos padres que se cayeron del andamio. Todos estaban en el cielo, ahí juntitos, con las mismas caras bobaliconas con las que posaron en su día para las <strong>fotografías con flu</strong> que adornaban sus dormitorios.<br /><br />Yo no contaba con esas herramientas, crecí en una familia ferozmente <strong>materialista</strong> que no dudaba en tratarme como si fuera un genio. Un portento capaz de encajar las cosas como un adulto. Y lo hacía, ¡vaya si lo hacía! Encajaba todo bastante mejor que muchos adultos aunque, inevitablemente, lo hacía de una forma <strong>anómala</strong>.<br /><br />En un empacho de <strong>angustia existencial</strong> <em>naive</em>, <strong>revistas de divulgación científica mal entendidas</strong>, películas chungas y tebeos de <strong>Don Mickey</strong> concebí un extraño subterfugio para soportar la idea de desaparecer para siempre. Se trataba de la existencia de <strong>infinitos universos alternativos</strong>. La trampa de la inmortalidad consistiría en que si me tocaba morir en uno de ellos por cualquier circunstancia siempre habría otro universo en el que esa circunstancia no se daría y seguiría vivo. Quiero decir, algo como que si en un universo concreto moría atropellado por un coche, en otro universo el coche frenaría a tiempo y, en lugar de perecer aplastado por las ruedas de un SEAT 127, me ganaría las bofetadas de un asustado conductor.<br /><br />Los meses siguientes al fallecimiento de mis abuelos no paré de darle vueltas a esta memez. Llegué a sopesar la posibilidad de que, al igual que existían universos “salvadores”, existían también otros en los que los más casuales incidentes se convertían en mortales cataclismos. Cada instante de mi vida era a su vez él último instante en algún universo remoto. Y aquí llegaba un problema: si estaba vivo porque siempre había un universo en el que, en efecto, lo estaba, ¿por qué no podía ser al revés?, ¿Por qué no estaba permanente muriendo? Algo fallaba. Había algo monstruoso en todo esto, una sospecha permanente: en una especie de “<strong>universo original</strong>” ya estábamos <strong>muertos desde el nacimiento</strong>. Lo de estar vivo se limitaba a un saltar de un universo a otro en el que los demás sí que iban muriendo excepto nosotros. Uno mismo nunca se vería morir, seríamos inmortales. Pero, ¿cómo se producía éste salto? Quiero decir, si uno tiene un hermano gemelo que le sobrevive, uno sigue muerto. ¿Por qué se producía esa sensación de mismidad de un universo a otro? Ah, aquí entraba de lleno el auténtico problema de la conciencia. La única respuesta que se me ocurría era una especie de <strong>metempsicosis</strong> entre universos. Pero claro, yo era un materialista. Un materialista de siete años, pero no creía en las almas. De nuevo el come-come, las hormiguitas devorando un escarabajo pataleando, mi último suspiro quejumbroso en un hospital, los trozos de carne en las casquerías del mercado, mis abuelos muertos.<br /><br />Decidí entonces que quizás no estaba preparado a mi edad para el materialismo. Que si todos los <strong>niños gilipollas</strong> de la guardería tenían religiones, yo tendría la mía propia. De esa manera me aferré a esa <strong>fenomenología pluriuniversal amorfa</strong>, con fervor, con fanatismo, por encima de mis convicciones más elementales. Me así como un marsupial recién parido lo hace a las tetillas de su madre, como la soga al cuello. Pero fue del todo inútil. Muy pronto me di cuenta de que, si bien era posible que existieran otros universos, no era necesario que fueran infinitos. Todavía más: incluso contando con un número infinito de universos, ello <strong>no implicaba infinitas posibilidades</strong>. Maldita sea, seguramente éste era el único universo en el que existieran seres capaces de llamar “universo” al universo. Quizás mi universo fuera el Universo. Estaba sólo, condenado.<br /><br />Recuerdo ese momento casi mejor que el momento de la muerte de mis abuelos. Fue algo parecido a unos retortijones seguidos de sudor frío para, finalmente, llegar a un profundo alivio: quizá morir no era para tanto si lo comparábamos a tener que vivir con semejante <strong>zorza</strong> mental.</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-44164826515463467842007-04-04T11:06:00.000+02:002008-02-05T11:09:50.951+01:00Credo quia absurdum est<div align="justify">Esta mañana, cuando salí a trabajar, al ver que el ascensor parecía bloqueado, decidí bajar por las escaleras. En el descansillo se escuchaba un murmullo bastante distinto al cotorreo usual de las vecinas que a esas horas vuelven del mercado. Intrigado, según fui bajando el murmullo se tornó en bullicio adolescente. Lo que vi al llegar al cuarto piso me desconcertó. El edificio donde vivo tiene algunos años más que yo y está bastante deteriorado. Pero es que ése piso parecía estar reducido a escombros, lleno de basura de todo tipo, restos de alimentos y toneladas de papeles, folletos y pasquines de colores reducidos a gurruños y esparcidos por el suelo. Aquello parecía las ruinas del aula de un instituto tomada por la fuerza por algún comando paramilitar sudanés.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Entre el desorden se agitaba un tumulto de imberbes cuyo aspecto sólo puedo describir ahora como “indeterminado”. No pertenecían a ninguna de las bandas habituales del barrio, ni a ninguna nueva tribu urbana. De hecho, cada uno vestía de forma completamente distinta a los demás como si compitieran en lo estrafalario de los atuendos. Chaqué, levitas, jerséis a rombos, quevedos, bombines, cascos de bombero, calzoncillos a modo de chaleco (¡!), botas militares… </div><div align="justify"> </div><div align="justify">No había manera de continuar bajando, el pasillo estaba atorado por aquella turbamulta. Algunos discutían acaloradamente entre sí, otros –la mayoría- se dedicaban a pintar en las paredes, una chica pecosa bastante bonita estaba declamando algo en latín y creo que, frente a la puerta del cuarto B, un chaval de menos de doce años se estaba flagelando. El caso es que, a pesar de la curiosidad, tenía mucha prisa por llegar al trabajo, así que decidí abrirme paso con educación y saludé con un “buenos días” emitido con el mayor vigor que el buen tacto me permitió. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">La primera respuesta pareció unánime: un “buenos…” atronador, castrense, que pasó a convertirse de inmediato en una mezcolanza inaudible de “…días”, “…noches”, “…tardes”, “…pollas”, “…te mataré”, “…señorita”. El griterío se saldó con una especie de recital de graznidos y eructos que me dejaron bastante turbado. Palidecí y sentí que mi equilibrio me fallaba. Uno de los muchachos, al verme en tal estado, me invitó amablemente a sentarme en los peldaños de la escalera mientras otro me sacaba la lengua y me dedicaba gestos obscenos. Al percatarme de que ya no iba a llegar a tiempo al autobús decidí sentarme. Pronto, desde el portal, se escucharon un par de alaridos. Entonces, el grupo pareció de nuevo responder al unísono, en posición de firmes, dispuestos a salir corriendo escaleras abajo. Sin embargo, lejos de iniciar la estampida, se miraron los unos a los otros con visible desconcierto y entonces se hizo el caos: unos comenzaron a dar saltos a la pata coja, otros se tiraron al suelo, cuatro decidieron ponerse a escupir al techo y varios se tiraron en plancha escaleras abajo. La evacuación se hizo así bastante más lenta y atropellada de lo que uno pudiera haber imaginado. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Hasta que el último no abandonó el piso yo permanecí sentado, tiritando y empapado en sudor. Tras un par de minutos, logré vencer la estupefacción y me puse en pie, decidido a bajar hasta el portal. Apenas me alcé no pude evitar fijarme en los garabatos y dibujos que cubrían las paredes. Entre otras lindezas, en el centro, escrito con mierda, se podía leer “La solución es parte del problema”. Por todos lados signos comunistas, religiosos, esvásticas y, sobre todo, varios stencils y pegatinas con algo que parece un icono religioso que desconozco y, repetido hasta la extenuación, “Credo quia absurdum est”. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">¿Pero qué cojones sucede en mi vecindario? </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-54277585057752267432007-03-30T12:57:00.001+02:002008-03-26T21:56:48.298+01:00Mis palabras favoritas del castellanoDespués de mucho reflexionar, ahí van mis cinco palabras favoritas del castellano:<br /><br />- Leitmotiv<br />- Hikikimori<br />- Papichulo<br />- Croque-monsieur<br />- LefaJavierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-42804930767217926342007-01-07T12:54:00.000+01:002008-01-24T12:57:02.683+01:00Spam!<div align="justify">Hace un par de años decidí que me iba a dedicar a leer y responder a todo el spam que recibiera. Como es lógico no fuí capaz de cumplir mi promesa por mucho tiempo, pero durante unas cuantas semanas lo intenté. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Haciendo balance ahora, reconozco que fue maravilloso sentirse amigo de cientos de cirujanos plásticos, sexólogos, prostitutas adolescentes de todos los lugares del mundo, vendedores de drogas legales, ilegales e inexistentes, extraperlistas y prestamistas de toda ralea. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">En mis respuestas, a pesar de rechazar todos sus ofrecimientos, no dejaba escapar la ocasión de agradecerles su interés por mi calvicie incipiente, el tan poco espectacular tamaño de mi pilila, la intensidad y duración de mis erecciones, mi preocupante monogamia unida a mi fobia a viajar, lo pedestre de mi gusto por el alcohol, el tabaco, la coca cola zero y el lorazepam como estupefacientes y lo preocupante de mi estado financiero (que es lo único en mi que no ha cambiado nada desde los 10 años). </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Nunca me devolvieron los mensajes. Ni falta que hizo. Saber que durante unas semanas habité en el mismo universo que Dale Driscoll, Bernardine Ali, Viviane, Tarafah, Consuelo Vazquez, Carmella Blankenship y cientos de pseudónimos generados por dios sabe qué programa de mierda, me reconforta. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-38058699224761919212006-12-22T11:39:00.000+01:002008-01-24T11:49:13.972+01:00Cinco cosas que no sabes sobre mí<div align="justify"><strong>Ismael</strong> nos invita en su blog a participar en el meme "<em>Cinco cosas que no sabes sobre mí</em>". <a href="http://lamediahostia.blogspot.com/2006/12/meme-cinco-cosas-que-no-sabes-sobre-m.html" target="_top">http://lamediahostia.blogspot.com/2006/12/meme-cinco-cosas-que-no-sabes-sobre-m.html</a> Allá vamos...<br /><br />1. Mis lemas preferidos son "<strong>Muera la inteligencia</strong>" y "<strong>Viva la Muerte</strong>".<br /><br />2. Creo que <strong>todas las razas humanas son la</strong> <strong>raza superior</strong>. Dicho esto, estoy convencido de que <strong>las personas somos igual de ineptas</strong> formando parte de eso que llamamos "masas" que tomados en cuenta de forma individual. No es algo que me indigne demasiado, es más, se me antoja <strong>admirable</strong>.<br /><br />3. Soy muy escéptico respecto a la utilidad del lenguaje como forma sincera de comunicación. Creo que la <strong>única comunicación viable es la no verbal</strong>. Los actos de comunicación más cercanos a la comunión<strong> </strong>se dan en la conducta sexual y en la violenta.<br /><br />4. Quizás por lo anterior, desde hace casi dos décadas utilizo la música para ahogar cualquier vestigio de razonamiento, reflexión o simple fluir verbal de mi consciencia. Gracias a ello, la mayor parte del tiempo mi pensamiento se reduce a una serie de ruiditos y melodías absurdas que, si se tradujeran a términos olfativos, harían de mí un hombre con <strong>cerebro de perro</strong>. No me ha dado todavía por ponerme a olerles el culo a mis amigos, pero todo se andará...<br /><br />5. Cada vez estoy más convencido de que <strong>carezco de</strong> <strong>identidad</strong>. O al menos le doy la misma importancia que a los calambres que siento en el estómago cuando tengo hambre. Como soy así de chulo, pongo otras tres.<br /><br />6. Estoy <strong>en contra de la biodiversidad</strong>. Solamente salvaría de la extinción a los animales comestibles según los dictados de la dieta mediterránea.<br /><br />7. Puedo beber mi propio peso en <strong>orujo</strong>. (Lo que ya no sé es si sería capaz de sobrevivir a la experiencia)<br /><br />8. En alguna que otra ocasión me como los mocos cuando forman <strong>costra</strong>. Y, además, me gusta mucho como saben.<br /><br />¿Alguna cosilla más? Contestaré lo que sea.</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-52535343526614210942006-12-10T12:47:00.000+01:002008-01-24T12:50:34.955+01:00Augusto Pinochet<div align="justify">A la hora de la siesta, tumbado en el sofá con los ojos cerrados, pude escuchar con claridad un crujir de crustáceo pisoteado, un desgarro blando de carne muerta, el batir de un huevo con el feto minúsculo de un pollo azulado, el aullido de una hiena perdida entre las rosaledas de mi urbanización, dos disparos en el costado de un vecino narcotraficante, dos piezas para piano de Satie tocadas al unísono por dos cornetas mudas, el clin-clang de unas llaves al caer, un ras-ras en el piso de abajo, un chup-chup en el piso de al lado, el tran-trán de un correveidile al que han dado una buena patada en los cojones en el piso de arriba. Aplausos. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Una urraca se estrelló contra uno de los cristales de mi balcón. Su aleteo estupefacto y dolorido consiguió despertarme justo a tiempo para celebrar su muerte. <strong>Mejor él que yo</strong>. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-77277944271559223722006-12-09T12:51:00.000+01:002008-01-24T12:54:51.486+01:00Mi primer tatuaje<div align="justify">Algunos atardeceres deberían estar prohibidos, me dijo el <strong>profesor Danso</strong> mientras untaba un grueso bloque de mantequilla sobre un entrecot ensangrentado . Los <strong>atardeceres en Europa</strong>, especialmente, se parecen a un <strong>aura epiléptico</strong>. Saben a déjà vu y huelen mal. El autoproclamado gran ilustre vidente africano dio entonces un bocado magnífico y feroz al solomillo y casi pude sentir como el trozo de carne se revolvía de dolor en su boca descendiente de <strong>caníbales</strong>.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">¿Consideras que España tiene atardeceres europeos, Danso? No, los atardeceres en España tienen algo ladino. Los atardeceres en vuestro país parecen desplegarse ante ti como si todo formara parte de un espectáculo privado. Parecen ofrecerte algo muy valioso, como una hembra excepcional que sabes que no te mereces pero que se entrega a ti. Y el caso es que uno se rinde a menudo y acaba pagando. Pagando más de lo que puede permitirse.El ilustre vidente africano capaz de curar gonorreas, prostatitis y purgaciones con solamente un par de oraciones miró de reojo a la nervadura que recorría la carne mutilada que aún le quedaba en el plato. ¡Ay, <strong>Molinaire</strong>! Los atardeceres de España no te ofrecen nada que no te ofrezca un atardecer francés.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">¿Ves éste <strong>nervio</strong>? Imagínatelo, es el <strong>tracto intestinal de Eurasia</strong>. Si yo lo agarro por aquí, digamos que ésto es Lisboa y el otro lado es..., el otro lado es una ciudad de esas de mierda que hay por Oriente. ¡Díme el nombre de alguna, amigo! ¿No lo sabes? Bueno, tú ya me entiendes. Pues si yo estiro el nervio así, ¡mirame bien cómo lo estiro!, ¿lo ves bien? Salen gotas de sangre. Es la sangre de todos los pueblos que te engendraron, Molinaire. Pues mira, yo lo estiro un poco más. ¡Callaros de una vez, maldita sea! Danso se dirigía a su mujer, que estaba en el cuarto de al lado del despacho donde nos encontrábamos, una especie de retrete que utilizaban para practicar ablaciones. ¡Estoy hablando con mi socio! Si me ponéis nervioso se acabaron las ablaciones por hoy. Ya no hay fiesta. Fuera de ahí, ¡fuera de aquí!, ¡menudo par de locas! Mi socio y yo tenemos que entrar, tengo que hacerle un tatuaje que le proteja de las balas...</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-89733529175912000022006-10-11T12:43:00.000+02:002008-01-24T12:47:25.409+01:00Breve entrevista<div align="justify">Pregunta: ¿Te molesta que las chicas con las que mantienes relaciones sexuales hayan tenido mejores compañeros de cama? </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Jean Tully: Yo me picaba muchísimo cuando me lo decían, por lo que trataba de aplicarme cada vez más. Era una especie de cuento de nunca acabar, tras cada casquete mediocre yo preguntaba y ellas me respondían la frase temida. Me ponía como un energúmeno y trataba de repetir la faena con más aplicación. </div><div align="justify">Al final me convertí en una auténtica locomotora sexual sin yo saberlo y el rumor se corrió (ejem) entre las chavalas (y chavales) del barrio. Todos sabían lo que tenían que hacer conmigo para que les follaran como nunca les habían follado: decirme que su anterior amante había sido mejor. Me encolerizaba de tal manera que conseguía una nueva erección instantáneamente, una erección casi imperecedera, una barra de hierro, un toro de Mihura. La trompa de un puto elefante. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Cielo santo, durante un par de meses debí follarme a medio vecindario. Perdí quince kilos y comencé a sentirme cada vez más débil. No sabía qué hacer para continuar mi ritmo, no entendía nada. Si tan malo era follando, por qué todo dios quería hacérselo conmigo. Caí en una especie de depresión y me dediqué a gastarme el dinero de una beca en drogas. Al final me follaba hasta a la novia de mi camello, que también según ella follaba mejor que yo. No podía más. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Un día un guardia municipal me despertó. Me había quedado dormido con los pantalones bajados y la polla al aire en un parque. Había gente alrededor y yo no me acordaba de nada. Cuando llegué a casa me dí una ducha, lloré desconsoladamente y me juré a mi mismo no volver a follar con nadie más. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Años más tarde una amiga me contó el secreto a voces. Desde entonces he vuelto a practicar sexo, pero solamente con mi mujer. Y además lo hago con mucha desgana. </div><br />Pregunta: ¿Te has quemado alguna vez el pene mientras fumas cagando?<br /><br /><div align="justify">Jean Tully: Sí que me la he quemado, sí. Más de una vez. Fue una de las razones por las que dejé de fumar (mi tabaquismo era tan grande que antes me planteé el dejar de cagar, pero a la semana me cagué encima en el autobús, yendo al trabajo). </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-86554550772513107442006-10-05T12:35:00.000+02:002008-01-24T12:43:03.317+01:00Historia secreta de Móstoles II<div align="justify"><a href="http://lamediahostia.blogspot.com/2008/01/ilustrados-y-borbones.html">Ismael</a> a menudo se pregunta qué demonios tuvo de útil expulsar a un rey francés para traer a "un tarugo Borbón". Ello me ofrece la oportunidad de puntualizar sobre los verdaderos motivos de la Declaración de Independencia de 1808. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">El célebre 2 de Mayo de ese año Andrés torrejón y Simón Hernández, en una arriesgada maniobra de cooperación entre clases que se anticipó un siglo al fascismo, decidieron declarar la guerra a Francia. Esto se debió a dos motivos, uno político de raíz separatista y revolucionario y otro estético.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Por un lado, se trataba de alejar de España todo cuanto de ilustrado y avanzado traía el soberano del país vecino, en un claro intento por desestabilizar a la nación que tantos años llevaba sojuzgando la soberanía mostoleña -la declaración de Villa por parte de Felipe II siempre se tomó aquí como una auténtica provocación imperialista-. Es decir, era un intento de sumir a España en un conflicto bélico para, aprovechando la confusión y colapso del sistema, alzarse en revolución y declarar un Móstoles independiente de España, siguiendo un sistema de autogestión socialista que 63 años más tarde calcaría la Comuna de París. De ahí lo de "Guerra de la Independencia".</div><div align="justify">No se trataba, por tanto, de independizarse de Francia, aquí los franceses solamente venían a tirarle migas de pan a los patos del estanque de El Soto y a beber vino de pitarra (las técnicas vinícolas locales eran exactamente las mismas que cuando Móstoles formaba parte del Reino de Taifa de Badajoz). </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Existió otro motivo, en el que los factores socio-políticos se mezclan con elementos casi sobrenaturales de delirio estético. Simón Hernández sentía auténtica debilidad por el color rojo. Tanto es así que decidió hacerse una boina que, a diferencia del negro color local, fuera del color de la sangre. Al principio eso solamente le acarreó convertirse en objeto de toda clase de burlas y chanzas, pero, al poco tiempo, se convirtió en una auténtica moda. </div><div align="justify">Simón Hernández era un hombre de natural soñador y una enorme sensibilidad que le otorgaban cierta fragilidad psíquica. A menudo esta debilidad le hacía caer en un estado de trance. Se cuenta que la primera noche que se reunió de forma clandestina con Andrés Torrejón en el mesón Gregorio, Simón tuvo una visión. En ella, el tarugo Borbón era una criatura endogámica y estólida incapaz de engendrar varones. De esta incapacidad surgirían nuevos conflictos de sucesión que volverían a sumir a la opresora España en la oscuridad. Poco antes de despertar del trance, si hacemos caso a lo que Andrés Torrejón dejó por escrito en una de sus cartas, Simón no dejó de exclamar "boinas rojas contra el Borbón, boinas rojas contra el Borbón". </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Sí, amigo Ismael, el infame alcalde de los nobles Andrés Torrejón junto con el revolucionario Simón Hernández fueron los delineantes de eso que ahora llamamos Carlismo. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-2700801493918701462006-08-13T12:33:00.000+02:002008-01-24T12:34:33.879+01:00Historia secreta de Móstoles<div align="justify">La guerrilla post-maoista mostoleña "Nuevos Jemeres del 12 de Mayo" ya están causando estragos por mi barrio. La tarde pasada, un par de sus jóvenes guardias quisieron convencerme para que ocultara un pequeño arsenal de armamento biológico en mi casa. "Vamos, hombre, en tu cuarto de invitados quedaría de lo más situacionista, ¡y ocupa tan poco espacio!". Yo me negué, porque tengo la conciencia de clase bastante atrofiada y además soy alérgico a casi todas las bacterías y gases que me ofrecían. "Pedidme cualquier otra cosa, muchachos, pero no me coléis a mi el marrón, que luego los comandos paramilitares Andrés Torrejón son capaces de hacerme cualquier barbaridad". Tras una tibia batalla dialéctica y un pequeño donativo tuvieron a bien dejarme con mi vida sencilla de lumpenproletariat no asimilable. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Ya estoy muy mayor para la lucha de clases. Me doy por satisfecho con las revoluciones gastrointestinales de las que he sido fiel testigo, víctima y partícipe al caer la noche, por Atocha, en el restaurante "La Cierva"... </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-13860842105520818702006-06-22T12:23:00.000+02:002008-01-24T12:30:38.916+01:00Insomnio<div align="justify">Hoy llevo casi una semana de vacaciones y todavía no logro dormir más de cuatro horas seguidas. Al principio llegué a preocuparme, pero ahora suelo ocupar el tiempo que permanezco despierto leyendo o haciendo ejercicio. A veces termino dándome una buena ducha y vuelvo a meterme en la cama. Al no obsesionarme con la idea de tener que dormir, simplemente trato de descansar y disfrutar del reposo. Sé que tarde o temprano dormiré, por poco que sea. Sin embargo, el sueño no suele ser la meta perseguida. Lo que trato casi siempre de conseguir es un estado de duermevela alucinado, casi extático, fruto únicamente del agotamiento físico y la sobre-estimulación. Cuando llegan esos momentos, que considero realmente valiosos, pongo en práctica técnicas de meditación que me voy inventando sobre la marcha y trato de acallar la voz de mi consciencia con el ritmo de mi corazón o el de la respiración de mi mujer. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Pero la vocecita siempre continúa ahí, por mucho que trate de ignorarla. Al principio es un blah-blah-blah nítido y perfectamente inteligible. Con algo de esfuerzo el discurso se hace más borroso, casi líquido. El líquido se evapora con un poco de paciencia, pero siempre queda una condensación roñosa enquistada en capas cada vez más profundas de mi mente, acechando como un tumor. Puedo conseguir que enmudezca, pero su presencia vigilante no se evapora jamás. Llegado a ese punto comienzo a construirme situaciones en las que el discurrir de mi pensamiento cobra carne, piel, grasa, sangre, hiel, huesos y cartílagos. </div><div align="justify">Doy entonces comienzo a mis técnicas onironáuticas más violentas. Ahí estamos, yo y la conciencia de mi mismidad, midiéndonos el uno al otro. Estoy lleno de rencor, tiemblo de rabia. Decido actuar y entonces le ahogo con la almohada, y le escupo, y le rompo los dientes a patadas. Le desgarro la yugular a bocados, le arranco las pelotas con las manos. Siento como crujen sus articulaciones rotas, puedo oler su sangre, escuchar el silbido gorgoteante de sus pulmones perforados por las costillas reventadas. Siento que estoy acabando con ella, pero esa sensación siempre termina por significar algo para mí, y esa construcción no deja de ser un proceso generado por mi propio adversario. </div><div align="justify">Mi enemigo es una puta fábrica de otorgar significados, un etiquetador visceral ineludible, agotador, desesperante. Puedo ver como, de cada una de sus heridas, surgen hilillos finos y compactos de un semen como la seda que se entretejen sobre nuestros cuerpos malheridos. La fábrica de significados está formando con mis testículos una sábana que termina por cubrirnos, engullirnos y licuarnos en uno mismo. Cuando ese líquido entra en ebullición, de sus vapores siempre puede vislumbrarse algo nuevo, un concepto, una situación, una palabra aislada, un recuerdo. Pero siempre es algo con significado. Y mi adversario, que soy yo mismo, me hace saber siempre así de su victoria. Es un duelo de espejos infinito y ridículo que solamente encontrará final definitivo con lo que los periódicos sensacionalistas mexicanos llaman la Huesuda. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Mis técnicas de meditación de madrugada siempre desembocan en la muerte. Parecen evocar de manera algo tramposa y decididamente errónea tantas y tantas noches de la infancia en las que, tendido en la cama, mirando al techo, trataba de sofocar un miedo a la muerte atroz comparándola con un dormir sin soñar. Dormir sin soñar. Dormir sin soñar, morir es dormir sin soñar. Una y otra vez, en un mantra acogedor cuando las palabras dejaban de tener el sentido original para fundirse en un nuevo océano de significados, el de los sueños. </div><div align="justify">Dormir sin soñar es algo inconcebible en la infancia. Dormir sin soñar es algo imposible pero se siente como más probable llegada la vejez. La escasez de ensoñaciones entonces se tornaría, como la demencia, en una incruenta anticipación de la muerte. Como cuando dejas que un niño toque la comida antes de tragársela para que el tacto viscoso o rugoso de ésta no le resulte repulsivo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">En la niñez es imposible no dormir y es imposible no soñar. En la vejez sueñas y duermes mucho menos. Yo, en el largo trayecto que me separa de uno y otro extremo, sueño que no duermo y estoy que trino. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-3378455496254796052006-01-23T12:19:00.000+01:002008-01-24T12:23:46.238+01:00Mis clones y yo<div align="justify">Últimamente he tenido a mis <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_0">clones</span> un poco abandonados. A pesar de ser ocho mamelucos de mucho cuidado parece que necesitan compañía y atención constante como si fueran niños pequeños. Cuando se les deja solos siempre terminan armándola. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">El viernes pasado, por ejemplo, el alcalde y su equipo (unos señores del Partido Popular que por lo que estiran el cuello, cierran las narices y arrugan los morros parecen muy dignos y de muy alta cuna) celebraron el fin de las faraónicas reformas de mi barrio invitando a todos los vecinos a sangría. Afortunadamente (o eso creía) yo no podía asistir porque tenía que trabajar, sin embargo, al regresar a casa no pude evitar toparme con una turbamulta de vecinos, policías y concejales de toda calaña. Yo tengo bastante fobia a las multitudes pero trato de enfrentarme a ellas como si estuviera ciego de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_1">speed</span> en medio de un concierto de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_2">Napalm</span> <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_3">Death</span>, por lo que me abrí paso con rudeza, si bien conservando la templanza y la dignidad. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Cuál no sería mi sorpresa cuando, a menos de tres metros del portal, consigo ver a mis ocho <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_4">pseudoclones</span> completamente borrachos, <span class="blsp-spelling-corrected" id="SPELLING_ERROR_5">semi desnudos</span> (uno de ellos lo estaba del todo), cantando himnos carlistas y de falange, meando en los <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_6">telefonillos</span> y <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_7">confraternizando</span> con el alcalde, su señora y mis vecinos de arriba. Mi <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_8">clon</span> desnudo discutía con la secretaria de asuntos sociales cuál era la mejor manera de aclarar un poco la piel del escroto, bastante oscurecida ya. Otro <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_9">clon</span> (que tenía un ojo morado) estaba pellizcando el culo a los niños más <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_10">creciditos</span> mientras animaba a la vecindad en pleno a hacer un concurso de eructos. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Podéis haceros cargo del <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_11">bochornazo</span> que sentí. Prometí acabar con los ocho de la manera más terrible en cuanto subieran a casa. Sin embargo, una vez los tuve a todos delante y pude escuchar sus llantos, sus súplicas y sus sinceras disculpas; una vez les miré con los ojos del corazón pude sentir su soledad, su dependencia, su desasosiego; una vez comprendí sus carencias no pude hacer nada, salvo tratar de solucionarlas. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Y he aquí que, tras convencerla una vez llegó a casa y haberse enterado del desaguisado, logré <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_12">clonar</span> a la mujer de mi vida, mi Alicia, para que todos y cada uno de ellos pudieran disfrutar de su compañía sin que yo me <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_13">celara</span> demasiado. Mi dulce Alicia, cada día más bella, siempre dispuesta a sacrificarse por mí. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Estoy seguro de que mis <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_14">clones</span> serán ahora más felices, responsables y serenos. ¡Lástima que el proceso de <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_15">clonación</span> se viera levemente turbado por una serie de minucias técnicas y los cuerpos de cada pareja se hayan fusionado en ocho criaturas bicéfalas y hermafroditas cuyos órganos sexuales no terminan de acoplarse de la manera más óptima! (Eso sí, se ha producido un ligero aclarado de la región <span class="blsp-spelling-error" id="SPELLING_ERROR_16">escrotal</span> que sin duda hará las delicias de la señora secretaria de asuntos sociales y su marido, ese señor tan hortera que sólo sabe hablar de podencos, de putas y de la ruptura de la unidad de nuestra nación.)</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-47725739004466297712005-07-12T12:11:00.000+02:002008-01-24T12:17:03.959+01:00Dream Baby Dream Again<div align="justify">Ayer recordé que, antes de nacer, yo vivía en una pequeña aldea, dividida en dos por una carretera secundaria en muy mal estado. Antaño fue un lugar mucho más grande y bastante próspero por sus excelentes viñedos pero, con la construcción del embalse, el rio se tragó la mayor parte del pueblo. </div><div align="justify">Ahora debíamos de ser menos de ochenta habitantes y todos vivíamos en casas de piedra con tejados de pizarra más o menos cuidados. Yo era el tonto del pueblo, pero mis vecinos parecían estimarme por mi sentido del humor y mi capacidad para el trabajo por lo que jamás se metían conmigo. </div><div align="justify">Éramos todos ancianos, la gente joven se había ido a las ciudades hacía tiempo y nuestra vida era rígida, inflexible y con muy poco lugar para ociosidades. Si no nos sentíamos nunca invadidos por la monotonía se debía, únicamente, a la extrema dureza de nuestro día a día.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Una mañana nos despertamos y descubrimos que todos estábamos cojos. Uno había perdido un pie porque el cerdo (que escapó por la noche de su pocilga) se lo comió mientras dormía. Otro sentía terribles dolores reumáticos en la pierna. A alguno se le habían gangrenado los dedos del pie, a otro se le habían congelado. A mí se me calcinó el pie izquierdo al dormirme, algo borracho, frente a la lumbre. Una se lo cortó con el hacha al partir la leña y a su hermana se lo pisó la yegua vieja. Más de uno simplemente sentía calambres intensos al apoyar el pie. </div><div align="justify">Al principio, a pesar de la tragedia, todos bromeábamos por lo insólito de la situación. Nuestras vidas estaban hechas de calamidades parecidas, así que pudo más la sensación de extrañeza que la de pérdida. Todo eran chanzas y risas. Todo un alarde de humor negro que los paisanos de la aldea vecina no se cansaban de alabar. El alcalde (ellos lo tenían, no así nosotros) llegó incluso a hablar de una especie de "inmunidad frente a la autocompasión". Parecía que la cojera comunal nos había proporcionado una nueva perspectiva. </div><div align="justify">Pero pasaron los días, las semanas y, poco a poco, comenzamos a sentirnos un poco irritables. Todos nosotros sabíamos de que pie cojeábamos los demás. Eso era algo predecible hasta el asco. Cuando veías a tu vecino cojear de la misma manera, día tras día, una y otra vez, pasara lo que pasara no podías evitar sentir ira. </div><div align="justify">Naturalmente a los demás les provocabas los mismos sentimientos cuando te veían cojear. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Pronto comenzaron los insultos, las amenazas y las trifulcas. Por supuesto, siempre poníamos alguna excusa más o menos plausible que nada tenía que ver con la cojera, pero todos sabíamos perfectamente la causa real. Una tarde llegaron a linchar al panadero por tener un loro que blasfemaba en lenguas muertas. Tiraron su cuerpo al rio y se lo comieron las lampreas. Tras ese episodio de brutalidad decidimos reunirnos todos los vecinos para tratar de dar con una salida a la crisis. </div><div align="justify">Como a menudo sucede entre las personas sencillas, de manera natural y casi geográfica se formaron dos bandos con propuestas bien distintas. Los del lado izquierdo de la carretera defendían esforzarse por cojear también con el pie sano, para variar. Los otros se decidieron por emprenderla a pisotones con los pies sanos de los demás. La situación lejos de mejorar, empeoró. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Yo opté por morderme la lengua y así, además de cojo me hice mudo. En mi pueblo me dejaron tranquilo, por tonto. Cuando todos se mataron los unos a los otros, algunos paisanos de la aldea vecina pensaron que adopté mi postura por respeto a los demás. Como siempre se equivocaron. Lo hice porque no compartía ninguna de sus propuestas. Lo hice porque me daba mucha pereza articular de una manera comprensible la solución que yo sentía como correcta. Lo hice, quizás, por miedo al rechazo. Lo hice, en definitiva, porque me daban igual. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-85122816355193145502005-07-06T12:07:00.000+02:002008-01-24T12:10:56.834+01:00Periferia I<div align="justify">El pasado domingo estuve tratando de explicarle a mi mujer el porqué de mi fascinación por las disco-terrazas de verano que abundan en los centros comerciales de la periferia. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Ves muchos músculos al aire, mucho pelo-cenicero, muchos latinos y muchos españoletes con ganas de bronca y pecho depilado. Casi todas llevan minifalda y fabulosos escotes. Hay camareros guineanos guapísimos que bailan como cabrones. Hay mala gente, música calentita a toda hostia y cocktails de mierda a un precio de vértigo. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Sientes lástima por aquellos que acuden en busca de un polvete y no tienen la cartera bien llena, porque todo son parejas. Parejas de glamour grasiento vestidas con sus ropas más caras. Centenares de parejas en las que ella siempre está aburrida y pretende animarse viendo cómo su chico se parte el jerolo por ella con cualquier incauto. Generalmente es el matón de seguridad el que apalizará al novio y al incauto mientras ella bosteza sentada en la barra junto a un cuarentón calvo y con coleta, recién divorciado, que la invita a una copa. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Suena la música, cada vez más bullanguera y, algo borracho, echas un vistazo a las mesas. Todas cubiertas de bolsitos de fiesta, móviles con la bandera de España en la pantalla rodeados de copas y vasos de tubo con los hielos derretidos y colillas apagadas. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Hueles las hormonas, la farla y las hostias. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">En mi encendida argumentación no tuve más remedio que sacar a colación al fabuloso disco de James White and the Blacks. Fue un didactismo de lo más obvio y, además, innecesario: como siempre, ella ya me había entendido antes de que hubiera abierto la boca.</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-60132410279101224502005-04-13T11:58:00.000+02:002008-01-24T12:06:56.865+01:00Diario ciclotímico y asqueroso: rápido, amable y con ganas de cagar<div align="justify">El día uno de este mes fuí a la boda de unos antiguos compañeros de trabajo. Allí me junté con muchos otros a los que hacía mucho tiempo que no veía y lo celebramos como si a la mañana siguiente nos fueran a enviar a combatir en el corazón enfermo de alguna <strong>antigua colonia francesa</strong>. No estaba yo tan equivocado, mi vida desde entonces ha sido una lucha en dos frentes: mi propia <strong>debacle física</strong> por un lado y la <strong>explotación laboral</strong> por otro. A día de hoy me duelen músculos, huesos, cartílagos y articulaciones que jamás supe que existían (al menos en mi cuerpo). En cuanto me recupere del todo prometo incorporarlos a mi <strong>vida sexual</strong>.</div><div align="justify"> </div><div align="center"> --------------------------------------------------------------------- </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Soy cada vez más consciente de la muerte de mi <strong>creatividad</strong>. Hace años abandoné por completo mis inquietudes plásticas. Es estos últimos meses parece que le ha llegado el turno para la música. No solamente no me siento capaz de componer ni grabar nada, sino que cada vez me cuesta más teorizar sobre ella. Era una de mis pasiones y hoy lo más intenso que siento al respecto es escozor. Se trata de un proceso de <strong>empobrecimiento mental</strong> que se está extendiendo a otras facetas de mi vida. Cada vez tengo menos ingenio, menos agilidad mental y mi conversación es pobre, perezosa y aburrida. Sin embargo tengo que reconocer que me alivia bastante haber liberado mi mente de melodías, teorías musicales dadaistas y demás hierbas.</div><div align="justify"> </div><div align="justify">Quizás esté tratando de ventilar mi casa abriendo todas las ventanas justo cuando llega un tornado a la ciudad, pero me gusta pegar saltitos y escuchar como mi cerebro se choca contra las paredes de mi cráneo. Ahora se trata de que esos golpes no sigan pautas rítmicas. ¿Lo conseguiré? </div><div align="justify"> </div><div align="center">--------------------------------------------------------------------- </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Ayer, con el concierto de <strong>Judas Priest</strong> saldé una deuda con mi yo adolescente. Durante dos horas estuvo brincando al lado de mi yo treintañero, mientras mi yo físico se abrazaba a mi mujer, que estaba tan entusiasmada como nosotros tres. Gritamos los cuatro, coreando con algunos de nuestros mejores amigos, disfrutando de la misma manera ingenua y ansiosa de vida con la que disfruté el día de la boda que inaguró el mes. Hoy, como reacción orgánica a la euforia de ayer, me siento muy viejo, muy feo, hueco y cansado. Necesito unos días de aislamiento y reposo absoluto al lado de mi Alicia. </div><div align="justify"> </div><div align="center">--------------------------------------------------------------------- </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Esta misma mañana, sin embargo, me he dejado arropar por mis hermanos, que me hicieron una visita. Ellos y mi mujer me inyectaron unas dosis de <strong>autoestima de emergencia</strong>. Es genial, a nadie le amarga que le den mimitos y le digan cosas bonitas las personas que admiras. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">El pequeño accedió a que le invitará a comer en un <strong>McDonalds </strong>(a la mierda con la dieta.) Mientras luchábamos contra un menú gigante <strong>Big Big Mac</strong> (a la requetemierda con la dieta) mi hermano me contó como había comprobado que mi presencia llegaba a asustar a algunas personas. También me dijo que aquellas personas que luego trataban conmigo quedaban desconcertadas ante mi trato tan <strong>cálido y cortés</strong>. De las risas casi me ahogo con un crouton de la ensalada césar (¿dieta?), pero no pude replicarle nada: él se jactaba de que una amiga suya le definió con tres palabras "<strong>guapete, gay y con ganas de cagar</strong>". Así cualquiera. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-55342309002639183362005-03-09T11:54:00.000+01:002008-01-24T11:58:56.292+01:00De perros falderos<div align="justify">Tengo una teoría sobre el origen de mi adversión hacia los perros falderos. Según ella todos los perros, sean de la raza que sean, tienen el ojete exactamente del mismo tamaño. Los perros pequeños por lo tanto, son <strong>todo ojete</strong>.</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-25053495405069798452005-02-02T11:50:00.000+01:002008-01-24T11:54:05.579+01:00Dream Baby Dream<div align="justify">Hace tres días soñé que yo era un personaje interpretado por <strong>Ashton Cusher</strong> en una película pesadillesco-sexual de tipo coral. La última escena que recuerdo sucedía en la parte de atrás de una limusina. Estaba yo con varios amigos (todos interpretados por jóvenes especializados en buddy movies) y algunos mendigos que recogimos por la calle. Nos perseguía un coche patrulla por haber derruido a patadas un tabique de separación entre salas en unos multicines X. </div><div align="justify">Un joven <strong>chapero drogadicto</strong> que no conozco de nada me la quiere mamar y yo estoy sacando la cabeza por el techo corredizo mientras vomito todo el alcohol y los tranquilizantes que me hicieron tragar al meterme en el coche. Como espectador la película me está encantando, aunque no puedo prestarle toda la atención que me gustaría, ya que lo estoy pasando realmente mal entre las arcadas, el ruido de las sirenas, las risas de mis amigotes y las maniobras del chapero tratando de sacarme por la bragueta la <strong>polla aplastada por los jeans</strong>. </div><div align="justify"> </div><div align="justify">Ayer soñé que era un personaje en una <strong>serie española</strong> ambientada en un poblado fortificado del viejo oeste americano. El poblado estaba habitado únicamente por ciegos y yo era un empleado del banco. Al principio mi drama particular era que yo no era ciego realmente, pero debía fingirlo. A medida que el sueño transcurría, yo (como espectador, no como partícipe) me percataba de que, en realidad, no había ningún ciego en el poblado, todos actuábamos como tales de una manera paranoica e inexplicable. En cualquier caso todos estábamos encerrados allí, siendo vigilados por mercenarios contratados por alguien que desconocíamos y contábamos con muy escasos contactos con el exterior. Cuando desperté recordaba que todos los miembros de la orden secreta en la que yo militaba habíamos pagado en la clandestinidad a un cazarrecompensas interpretado por <strong>Johnny Cash</strong> para que nos ayudase a atracar nuestro propio banco. </div><div align="justify"> </div><div align="justify"><strong>Valentina Tereshkova</strong> hoy me ha chillado en cuanto me ha visto aparecer por el salón, en pijama y con barba de dos días. Debe estar asombrada de vivir con una estrella.</div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-1103136920406203842004-12-15T19:54:00.000+01:002008-01-24T20:45:51.114+01:00Proyectos abandonados antes de nacer II Kit de bricolaje cerebral<div align="justify">Antaño la <strong>ingeniería genética</strong> venía asociada a miedos sandios a la llegada de un nuevo Hitler, a la creación de una subraza de humanoides para ser empleados como esclavos o a tener todos los hijos rubios. Yo, sin embargo, bebía los manuales de genética de mis padres y fantaseaba con cientos de aberraciones que hubieran hecho temblar al nuevo Hitler (que hubiera sido un pobre panadero cojo de Huelva, amante de la gastronomía, la rumba catalana y padre de dos niñas tartamudas un poco putas) Mis desvaríos llegaron a rincones laberínticos de tal naturaleza que hoy en día me siento culpable siquiera de intuirlos.<br /><br />Sin embargo en ciertos aspectos fui un ingenuo. Por ejemplo, jamás me di cuenta de las posibilidades de la ciencia genética aplicada al campo de la <strong>modificación del sistema nervioso</strong>. Quizás por haber sido educado en una tradición post-conductista que daba mayor importancia al aprendizaje y al medio que a la herencia, quizás por dedicar demasiado tiempo diario a la masturbación.<br /><br />El no haber sopesado el empleo de la genética para tal fin me asombra porque esa fue mi principal obsesión de índole no sexual durante aquellos primeros años de universidad. Yo anhelaba modificar mi sistema nervioso por encima de todo. Como protesta, como entretenimiento, como forma de expresión, pero sobretodo como una manera de conseguir mi El Dorado particular: el <strong>estado de vigilia constante</strong>. Odiaba dormir, me parecía una pérdida de tiempo. Ahora me parece vergonzoso y más teniendo en cuenta que soy un muy apasionado onironauta, pero cuando se es joven se es así de inconsciente y soplagaitas.<br /><br />Para conseguir la vigilia constante supuse que debía recurrir a un uso combinado de <strong>métodos químicos</strong> (anfetaminas, cocaína, cafeína, nicotina, cualquier puto agonista de las monoaminas me servía) y <strong>métodos</strong> <strong>quirúrgicos </strong>(totalmente innecesarios a decir verdad, pero tan atractivos para un neurótico cantamañanas en plena era dorada del grunge...) Los métodos estaban ahí, pero... ¿estaban a mi alcance?<br /><br />La idea de <strong>conseguir que alguien competente me trepanara el cráneo</strong> me resultaba absurda incluso entonces. Para <strong>conseguir drogas</strong> debía moverme en un ambiente lumpen del cual ya había tenido bastante en mi barrio a lo largo de mi niñez. A pesar de todo, durante una corta temporada que no superó el trimestre me junté con una panda de mierdas impresionante que me suministraron drogas. Lo hice realmente más por coqueteo burgués (y por echar algún <strong>casquete</strong>) que por fatalismo, pero pronto mi sensibilidad de culo blandito con mofletes sonrosados me instó a dejarles morir de <strong>SIDA</strong> tranquilamente. </div><div align="justify"></div><div align="justify">Estaba solo, así que me decanté por el siempre-tan-cacareado-pero-que-en-realidad-no-significa-nada-realmente-meritorio-ni-importante <strong>DIY</strong>. Estaba claro que <strong>si alguien tenía que trepanarse y suministrarse mierda ese tenía que ser yo</strong>.<br /><br />Mi padre era y sigue siendo carpintero. Yo siempre disfruté con su banco de herramientas y también he ejercido su profesión, si bien jamás con su misma pericia. Una mañana de agosto, encajando un taco de madera a martillazos (y, todo sea dicho, bajo los efectos del LSD cortado con anfetaminas) logré vislumbrar la solución a mis problemas mientras me aplastaba el pulgar con el martillo: tendría que inventar una especie de banco de carpintero que se ajustara al cráneo, con toda clase de <strong>instrumentos quirúrgicos y del</strong> <strong>bricolaje</strong> (bisturí, grapas, escoplo, limas, barrenas, escofinas, serruchos, taladradoras, lijadoras, berbiquíes, caladoras, cepillos) , <strong>nanotecnológicos </strong>(lo que yo llamaba bombas neurotransmisoras artificiales que serían una suerte de mini-laboratorios sintetizadores de endorfinas que se implantarían en las zonas neurales necesarias) y toda suerte de <strong>sustancias</strong> <strong>chungas</strong> (desde cola de contacto hasta catecolaminas). Con todos esos elementos, un sistema de espejos y de palancas crearía el <strong>Kit de bricolaje cerebral. </strong><br /><br />Mediante su empleo prudente pero audaz, tras leerse un pequeño manual de cartografía cerebral (aunque, bien pensado, nadie en su sano juicio se lee esas guías aburridas) y practicar un par de veces con tus vecinitos o tus hermanos pequeños, uno podría alterar su comportamiento, aumentar o disminuir su agresividad, su libido, olvidar (no de manera selectiva, claro, olvidarlo todo a secas), no dormir nunca, ser más imbécil todavía, en fin, que era estupendo como <strong>herramienta</strong> <strong>recreativa</strong> y de <strong>autodescubrimiento</strong>. Su naturaleza lesiva le dotaba además de unas esencias de <strong>peligro</strong> e <strong>irreversibilidad</strong> dignas del tatuaje más arrabalero.<br /><br />Yo disfrutaba imaginándome las cajitas en las que vendría todo embalado. Me imaginaba miles de cajas de vivos colores apiladas en las estanterías de las mega tiendas de juguetes más colosales del mundo. Oleadas de niños acompañados de sus padres, profesores, publicistas, cantantes favoritos, proxenetas y endocrinos se abalanzarían sobre ellas, con el mismo espíritu aventurero que los caballeros templarios al iniciar sus cruzadas. Esta era una nueva era, la era de la<strong> cruzada de la automodificación nerviosa con fines lúdicos,</strong> me decía a mi mismo, henchido de orgullo en mi ingenuidad y embeleso.<br /><br />Pobre de mí. La llegada de la ingeniería genética mandaría todas mis maquinaciones dignas del romanticismo decimonónico más naive al garete. ¿Quién necesitaba <strong>tanta parafernalia</strong> quirúrgica ahora? <strong>La solución ya no estaba en nuestras manos, sino en nuestros genes</strong>. La puntilla fue la investigación con <strong>células madre</strong>, jaque mate definitivo a mi idea imprescindible de la deliciosa irreversibilidad del proceso. Me dí cuenta de que mi tiempo había pasado y yo pasé a otras cosas. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-1094661162414547872004-09-08T18:31:00.000+02:002008-01-24T20:46:33.953+01:00Proyectos abandonados antes de nacer I TeleAdolf<div align="justify">A finales de la década de los noventa me estuvo rondando un proyecto absurdo que tardó años en esfumarse por completo de mis pensamientos. La idea era tan simple como estúpida: se trataba de crear un servicio de Hitlers con los que concertar una cita para cenar en un restaurante mexicano. Una especie de TeleAdolf.<br /><br />Yo estaba convencido de que eso era un plan perfecto para dar un poco de color a las noches rutinarias de tantos urbanitas solitarios. Y es que después de un día de duro trabajo, llegar al apartamento para pasar una noche viendo películas de video y tomando una porción de pizza fría antes de irse a dormir puede estar muy bien, pero estoy seguro de que no es la clase de vida que uno desea llevar para el resto de sus días. Lo mismo digo respecto a contratar los servicios de una prostituta o un chapero. Por el amor de dios, a veces no basta con un mísero polvete. Las personas necesitamos cariño. Contar con la opción de llamar al mismísimo Führer para ir a tomar unas enchiladas y agarrarse una buena curda abriría el abanico de posibilidades para poder sobrellevar una alienada vida de soltero.<br /><br />Naturalmente yo me encargaría de adoctrinar a cada uno de mis empleados. Serían enormes conversadores, capaces de justificar su política pasada maximizando sus logros y minimizando sus abominaciones con un "tampoco fue para tanto". Ese sería el lema de la compañía, para solaz del revisionismo más lumpen. Contrataría a gente extrovertida, chistosa, pero con cierto estilo. Que supieran decenas de canciones e himnos alemanes para cantar abrazados al cliente, quizás acompañados por una pequeña orquesta de mariachis, quizás a capella (previo pago del plus wagneriano). Sería gente amante del arte, de la buena conversación, con cierta cultura pero nunca pedante. Y tal vez a última hora podrían interpretar el papel de líder decadente que se enfrenta a sus fantasmas, pidiendo perdón de rodillas por sus crímenes. Pero para eso habría que pagar el plus arrepentimiento. Debido en parte a mis orígenes judíos llegué a sopesar crear un plus linchamiento, pero eso sería solo para los vips. Lo importante es que los clientes volvieran a casa con una sonrisa y que tuvieran algo interesante que contar al día siguiente a sus compañeros de oficina.<br /><br />El proyecto era ambicioso, no me cabe duda. No sabía muy bien como planteármelo, si como un negocio, como una obra de arte o como un servicio a la comunidad. También era consciente de que muy pocas personas serían capaces de interpretar semejante papel con la intensidad que yo deseaba y, a la vez, de manera creíble. A veces me daba cuenta de que quizás yo era el único capaz de hacer algo así, pero a esas alturas de mi vida no me quedaban demasiadas ganas de liarme a hostias con nazis y con punkies. También en una etapa tardía pensé en incorporar más celebridades de esa índole, pero era consciente de que era algo que me excedía y que me estaba consumiendo. Así que lo dejé correr.<br /><br />A veces me acuerdo de mi TeleAdolf. Vivimos tiempos peligrosos para esta clase de mierda, pero, si alguien está dispuesto a financiarme el negocio, me presto encantado. El mundo necesita arte. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-6219091.post-1094604071999923532004-09-08T01:47:00.000+02:002008-01-24T20:47:09.529+01:00Proyectos abandonados antes de nacer (Introducción)<div align="justify">Dado el carácter llorón, free y autocomplaciente de este blog mío, creo que un intento de tratar de aportarle cierta coherencia temática, estética, ideológica o personal a estas alturas sólo serviría para hacer más evidente su carácter de papelera. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Cuando escribíamos sobre papel, la papelera era un elemento imprescindible. En ella terminaban desechadas cientos de ideas que no nos terminaban de convencer o que no éramos capaces de abordar de la manera que considerábamos correcta. Pelotas de papel, jirones, tachones y colillas de cigarrillos que íbamos vaciando del cenicero a intervalos regulares. Era el destino de las parejas abandonadas por las musas después de habérselas follado mal, las ideas más feas del baile que, además, no sabían pinchar y mandaban a tomar por culo a toda la fiesta. La cestita en la que terminaba la mierda que teníamos que desbrozar para llegar a lo que llamaba alguien "voz propia". </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">El problema es que esa búsqueda de la voz propia exige mucho más de nosotros mismos de lo que quizás estemos dispuestos a aceptar. Con la voz propia sucede siempre que cuando al fin conseguimos escucharla descubrimos que es fea. ¿De verdad que tengo esa voz? Debe de ser la grabación, que la distorsiona. Así que muchas veces nuestra voz, la auténtica, se terminaba, precisamente, en la papelera, arrugada, hecha pedazos. </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Yo me he comprometido a hacer público mi diario menstrual, así que he hecho de mi blog un cementerio de proyectos abandonados antes de nacer. Es una voz la mía que no me gusta demasiado, pero, igual que mi mujer me quiere mucho y yo no acabo de comprender el porqué, quizás alguien pueda divertirse con alguna de mis ideas abandonadas. En caso contrario quizás yo, al leerlas, pueda sentirme impulsado a retomarlas y llevarlas a cabo. Sea como sea es algo que me apetece mucho hacer. </div>Javierhttp://www.blogger.com/profile/03988757921627944832noreply@blogger.com2