Entro en un cuarto blanco. Al fondo, sentado sobre una banqueta estoy yo mismo. Siempre que me enajeno y me observo desde fuera me asombro de lo entrado en carnes que estoy, lo asimétrica que es mi cara, lo pálido de mi piel y lo rojizo de mis mejillas. Hoy siento lo mismo, pero un poquito menos. Y es que estoy detrás de y frente a una cámara de video, tratando de grabarme sentado y no puedo salir de manera natural. Es algo que simplemente me supera, así que estoy posando con mi mejor cara de perdonavidas. No me sale tan bien como cuando estoy en el fotomatón pero me digo que qué diablos, ya soy mayorcito para andarme con tantos remilgos. Las cosas hay que hacerlas a lo crudo, me respondo, vamos allá, y empiezo a grabar.
Hola.
¿Hola?
(Inseguro, titubeo) Eh... sí, hola. Estamos en la casa de la carne y estoy sudando como un cerdo con los focos. Seguro que me están saliendo brillos en la calva.
No me importan los brillos de la calva, estoy en la casa de la carne, soy una máquina de sudar y de secretar hormonas. Se trata de que me crezcan pelos en los lugares que no deberían crecer, de tener puntos negros en la nariz, de tener lorzas. ¡Soy un hombre!
Joder. Creo que no he encendido la cámara, o que he hecho algo mal.
Esto es una mierda de blog. La banqueta me está dando mucho calor, tengo el culo empapado en sudor, noto las arrugas del calzoncillo.
Espero, espero, que creo que ya se graba.
Entro de nuevo en la habitación, me echo un vistazo nervioso y decido medir un poco la luminosidad. Tropiezo con una mesilla metálica llena de carretes e instrumental fotográfico para el revelado. Todo se cae y se desperdiga por el suelo en medio de un estruendo insoportable.
Tengo que empezar el blog. ¿No?
Sí, sí. Hola, esto es la casa de la carne y estoy lleno de odio, y todo eso. ¡Uuuuh!
¿Cómo se empieza un blog?
Me levanto de la banqueta y decido dejarlo todo para otro momento. Salgo de la habitación tratando de recolocarme los canzoncillos que se han arrugado y se me han metido por la raja del culo. Pisoteando en la Casa de la Carne. Mis cojones.
Hola.
¿Hola?
(Inseguro, titubeo) Eh... sí, hola. Estamos en la casa de la carne y estoy sudando como un cerdo con los focos. Seguro que me están saliendo brillos en la calva.
No me importan los brillos de la calva, estoy en la casa de la carne, soy una máquina de sudar y de secretar hormonas. Se trata de que me crezcan pelos en los lugares que no deberían crecer, de tener puntos negros en la nariz, de tener lorzas. ¡Soy un hombre!
Joder. Creo que no he encendido la cámara, o que he hecho algo mal.
Esto es una mierda de blog. La banqueta me está dando mucho calor, tengo el culo empapado en sudor, noto las arrugas del calzoncillo.
Espero, espero, que creo que ya se graba.
Entro de nuevo en la habitación, me echo un vistazo nervioso y decido medir un poco la luminosidad. Tropiezo con una mesilla metálica llena de carretes e instrumental fotográfico para el revelado. Todo se cae y se desperdiga por el suelo en medio de un estruendo insoportable.
Tengo que empezar el blog. ¿No?
Sí, sí. Hola, esto es la casa de la carne y estoy lleno de odio, y todo eso. ¡Uuuuh!
¿Cómo se empieza un blog?
Me levanto de la banqueta y decido dejarlo todo para otro momento. Salgo de la habitación tratando de recolocarme los canzoncillos que se han arrugado y se me han metido por la raja del culo. Pisoteando en la Casa de la Carne. Mis cojones.
5 comentarios:
enhorabuena javi. asi es EXACTAMENTE como deberia empezar un blog.
¡Muchísimas gracias! Me ha costado mucho esfuerzo comenzarlo, trataré de averiguar sobre la marcha cómo continuarlo. Seguro que el proceso es divertido. Yo prometo implicarme como lo hacemos los Molinero: con dislexia, alcohol, pereza y un sentido del humor "dislocado" que siempre acaba por meterme en problemas. So help me god.
Al fin. Un saludo!
Arturo
Descubro emocionado tu blog. Snif, snif, sí, yo también consideraba imprescindible para garantizarle un futuro a Occidente, que utilizases la blogosfera como escupidera. A partir de ahora todo será distinto. Atletiko Madriden!
¿Cómo que quién soy? A ver, ¿quién de entre tus amigos sería capaz de declamar con una convicción propia de Brando aquello de "¡El horror! ¡El horror!" mientras rechupetea la botella del orujo de tu abuelo? Pues eso.
Un beso para Ali.
Amigo Kurtz, veo que tú también te has animado a ensuciar la blogosfera. A ver si nos ensuciamos pronto las tripas con más orujo familiar. ¿Occidente? Occidente está pérdido. Yo solamente pongo mi granito de arena.
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